Donde todo comenzó…
Hay historias que no se planean.
Nacen de una sensación, de una pregunta que se queda demasiado tiempo en el pecho.
“Mide el Hilo” nació así: de una intuición, de un recuerdo, de una idea que no dejaba de insistir.
No fue un proyecto literario, fue una necesidad emocional.
La de escribir sobre ese tipo de conexión que no pide permiso,
que aparece sin buscarla y que, aun cuando el mundo la juzga, permanece.
Durante meses, la historia se fue escribiendo sola.
Entre cafés fríos, cuadernos abiertos y noches donde las palabras no alcanzaban.
Fue tomando forma mientras yo intentaba entenderla.
Y en algún punto entendí que no era solo una historia, sino el comienzo de una saga.
El hilo que une todo
Así nació “El Hilo de los Imposibles”, una saga sobre los amores que desafían. Sobre esas personas que llegan a nuestra vida para desordenarla y al mismo tiempo darle sentido. Cada libro es un universo propio, pero todos están atravesados por el mismo hilo invisible: ese que une a dos almas destinadas a encontrarse, aunque no sea en el momento correcto.
El hilo rojo, dicen, conecta a quienes están destinados a cruzarse. No importa el tiempo, el lugar o las circunstancias.
El hilo puede tensarse, enredarse o volverse casi invisible,
pero nunca se corta.
